(Recomiendo Never Let Me Down Again, de Depeche Mode, aunque no creo que esté en el playlist)
He seguido un poco el consejo de Sanz y he dejado un poco de Vivir Deprisa...

Prueba de ello es que le he dejado pendiente a la Web y al espacio de radio desde hace dos semanas.
Si la Memoria no me es infiel (como al parecer lo es la mitad de la pobla
ción) el último post fue hace casi una quincena, y la verdad no puedo decier que haya cambiado mucho mi situación personal.

También me liquidaron una de las deudas crresapondiente a la Telefriega de calificar los dichosos exámenes, y la verdad por fin me pude alivianar y respirar un poco (o mejor dicho , un mucho) mejor esta semana que termina mañana doRmingo.
También tuve la oportunidad de grabar con Drive en La Hoja Records, y si bien tuve que repetir mis pistas, lo hice con gusto pues el resultado (hasta ahora, final) ha sido satisfactorio. Y no solo saldré en las pistas bajas, pues ya podria cobrar el segundo crédito como tecladista (juar, juar ) , aunque dudo mucho que "acordear" pueda ser considerado como hacer un buen performance...
Con todo, la banda matona ni me ha llamado ni nada; al parecer las vacaciones (permanentes en algunos casos) de algunos son para salir a conocer mas gente, sin tener a veces tiempo de revisitar a la vieja guardia, aunque tal vez es la depre y no yo la que hable en este caso...
Y aunque no pude ir al cine esta semana ni la an terior como tanto había deseado (ni siquiera al económico cine Club del metro que proyectaba cine Islandes), pude ver " buenas " pelis en la casa, gracias a los re-runs del cable. El pasado Fin de semana fue casi Maraton de La Loteria del Amor, y aunque me dio calambre, me faltaron agallas para ir al café Degas yo solito....ya vendrá....paciencia...
Finalmente, pude terminar de leer Orgullo y Prejuicio apenas este viernes , aunque la
prisa no me acongoja pues Fraulein Bast sigue de viaje sin que pudieramos tomarnos ese cafe... tal vez deba aprovechar que la Doña PreFecta esta en la ciudad y concretar el Chocoflan antes de que se vaya (ya pasó el pozole, me corresponde el flan)...

Y aunque no se han dignado a ayudarme en la Campaña de Consigale Vieja al Viejo , la gente de Be2 me sigue mandando recomendaciones , esta vez, con foto...vamos mejorando.
Y aprovechando estos momentos de Web, cheque mi correo y , si bien no apareció gran cosa que me animara, si me callaron el hocico y me abrieron los oidos para refrescarmela (la memoria) y se hizo el reclamo para que deje de ser tan DramaQueen, por lo que agradezco a la Cara Karina por su correo, el cual, seguramente mas de uno tiene una copia, reproduzco integramente...
en un momento...Antes de eso, festejemos que no todos nos inundamos y ni tuvimos Reses en las Heces ni Coco en la Caca (ambos temas de mi proximo material como solista....) y demos un poco la ayuda a quien si le fue como en feria....pasen la ropa que no les quede, regalen los aparatos que sirvan pero que ya no quieran y apoyen con la beberequa y la comilona...no se hagan que la Virgen les habla...
Ahi estan las ONG´s y el DIF para que apoyen.... recuerden que primero es ayudar a la gente, no al partido, y hay que ayudar y luego crear conciencia para PREVENIR en el futuro...
Ahora si, ese correo:
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Esmin Green, de 49 años, murió esperando. Veinticuatro horas antes llegó al área de Urgencias del Hospital Psiquiátrico de Brooklyn, en Nueva York, pero nunca fue atendida. Entró en agonía frente a las otras tres personas que esperaban su turno y frente al policía que vigilaba la sala. Nadie movió un dedo. Cayó de la silla al piso, se convulsionó tres o cuatro veces. La conversación en la sala de espera se detuvo tan sólo por un instante. El policía la observa largamente. Una hora después su cadáver fue recogido.
Griselda González, de 55 años, estuvo 15 horas tirada sobre la banqueta, esperando. Fue arrollada en el centro de Monterrey. Como el accidente lo propició el choque de dos automóviles, los agentes de tránsito y los conductores se abocaron a resolver trámites. Los socorristas la dejaron ahí porque, según dijeron, Griselda, quien padece de sus facultades mentales, no quiso que se la llevaran. Detrás de los paramédicos, se fueron los demás. Se olvidaron de ella.
No hay síntoma más claro de la devastación moral de una comunidad. Jodidos, cuando lo único que nos levanta de la cama es la obligación de ir a trabajar, el temor de perder el empleo, la voz del cobrador; jodidos con políticos violentos y ladrones; jodidos cuando no alcanza. Pero rejodidos, cuando no respondemos al ser humano, cuando tememos responder a la desconocida que nos llama, cuando lo humano nos deja indiferentes.
Emmanuel Lévinas nos invita a reconsiderar el rostro humano. En un rostro se acumula todo misterio y todo milagro. La maravilla de las maravillas. En estos tiempos, mantener una conversación, por banal que sea, es ya un quiebre al orden violento.
Los ojos del ser humano, 'absolutamente desprotegidos, la parte más desnuda del cuerpo humano' dice Lévinas, son la primera declaración de paz. En ese encuentro, agrega Ryszard Kapuscinski, 'reside la mayor vivencia, la experiencia más importante. Mírale a la cara. Al ofrecernos su rostro, el otro nos transmite su ser. Más aún: te acerca a Dios'.
No todo es relativo, corrijo mi posición en todas las discusiones a grito pelón. Lo humano es una verdad radical. La muerte de Esmin Green, como la de tantos otros seres humanos que fenecen esperando el tacto de otro ser, me sacude. ¿No estaré cayendo ya en esa grave enfermedad de sentir que lo humano estorba?
Hace unos días recibí una llamada a mi teléfono celular en la que una voz muy amable me daba información sobre los servicios de la empresa que contraté. Decidí interrumpir la retahíla de palabras grabadas, y lo hubiera hecho, pero a punto de colgar, la máquina dijo mi nombre.
Yo me eché hacia atrás francamente sorprendida, ¿con quién hablo?, dije tímidamente y la máquina se identificó con un nombre y dos apellidos. ¡Era una mujer! El hallazgo me pasmó: la trabajadora ponía todo su esfuerzo en parecer máquina. La empresa, seguramente, condecora a los robots, lo humano le resta productividad: lo humano estorba.
Hay que escarbar para encontrarle a esta sociedad sus rasgos comunitarios. Los tiene, no me cabe duda, pero algo pasa que le da pena mostrarse compasiva y solidaria. Por eso, tal vez, uno de los amores que más me recuperan la fe es el amor del desconocido. Esa persona que no tiene que saber el nombre, ni la historia, ni las creencias políticas o religiosas para responder. Esas escenas urbanas, que escapan por completo a las noticias, pero que rescatan el sentido de la sociedad: la mujer que le completa el pasaje de camión al obrero, el trabajador que acaricia la cabeza del niño al pasar, el niño que recoge al gato moribundo de la calle.
Cada vez que esto ocurre, dice Eduardo Galeano, 'uno tiene la suerte de sentir que es algo en la infinita soledad del universo: algo más que una ridícula mota de polvo, algo más que un fugaz momentito'.
El verdadero patrimonio de una sociedad tiene que ver más con los buenos días de la vecina que con los pesos que Hacienda puede sumar; tiene más que ver con la charla espontánea de varios bajo la sombra de un árbol, que con el contenido de un discurso político.
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Griselda González, de 55 años, estuvo 15 horas tirada sobre la banqueta, esperando. Fue arrollada en el centro de Monterrey. Como el accidente lo propició el choque de dos automóviles, los agentes de tránsito y los conductores se abocaron a resolver trámites. Los socorristas la dejaron ahí porque, según dijeron, Griselda, quien padece de sus facultades mentales, no quiso que se la llevaran. Detrás de los paramédicos, se fueron los demás. Se olvidaron de ella.
No hay síntoma más claro de la devastación moral de una comunidad. Jodidos, cuando lo único que nos levanta de la cama es la obligación de ir a trabajar, el temor de perder el empleo, la voz del cobrador; jodidos con políticos violentos y ladrones; jodidos cuando no alcanza. Pero rejodidos, cuando no respondemos al ser humano, cuando tememos responder a la desconocida que nos llama, cuando lo humano nos deja indiferentes.
Emmanuel Lévinas nos invita a reconsiderar el rostro humano. En un rostro se acumula todo misterio y todo milagro. La maravilla de las maravillas. En estos tiempos, mantener una conversación, por banal que sea, es ya un quiebre al orden violento.
Los ojos del ser humano, 'absolutamente desprotegidos, la parte más desnuda del cuerpo humano' dice Lévinas, son la primera declaración de paz. En ese encuentro, agrega Ryszard Kapuscinski, 'reside la mayor vivencia, la experiencia más importante. Mírale a la cara. Al ofrecernos su rostro, el otro nos transmite su ser. Más aún: te acerca a Dios'.
No todo es relativo, corrijo mi posición en todas las discusiones a grito pelón. Lo humano es una verdad radical. La muerte de Esmin Green, como la de tantos otros seres humanos que fenecen esperando el tacto de otro ser, me sacude. ¿No estaré cayendo ya en esa grave enfermedad de sentir que lo humano estorba?
Hace unos días recibí una llamada a mi teléfono celular en la que una voz muy amable me daba información sobre los servicios de la empresa que contraté. Decidí interrumpir la retahíla de palabras grabadas, y lo hubiera hecho, pero a punto de colgar, la máquina dijo mi nombre.
Yo me eché hacia atrás francamente sorprendida, ¿con quién hablo?, dije tímidamente y la máquina se identificó con un nombre y dos apellidos. ¡Era una mujer! El hallazgo me pasmó: la trabajadora ponía todo su esfuerzo en parecer máquina. La empresa, seguramente, condecora a los robots, lo humano le resta productividad: lo humano estorba.
Hay que escarbar para encontrarle a esta sociedad sus rasgos comunitarios. Los tiene, no me cabe duda, pero algo pasa que le da pena mostrarse compasiva y solidaria. Por eso, tal vez, uno de los amores que más me recuperan la fe es el amor del desconocido. Esa persona que no tiene que saber el nombre, ni la historia, ni las creencias políticas o religiosas para responder. Esas escenas urbanas, que escapan por completo a las noticias, pero que rescatan el sentido de la sociedad: la mujer que le completa el pasaje de camión al obrero, el trabajador que acaricia la cabeza del niño al pasar, el niño que recoge al gato moribundo de la calle.
Cada vez que esto ocurre, dice Eduardo Galeano, 'uno tiene la suerte de sentir que es algo en la infinita soledad del universo: algo más que una ridícula mota de polvo, algo más que un fugaz momentito'.
El verdadero patrimonio de una sociedad tiene que ver más con los buenos días de la vecina que con los pesos que Hacienda puede sumar; tiene más que ver con la charla espontánea de varios bajo la sombra de un árbol, que con el contenido de un discurso político.
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Aun y con todo, algunas cosas aun no las podremos ver antes ....aunque parezcan imposibles, deben lograrse en un futuro....

So Long, Suckers!
1 comentarios:
viejoo eso de buskale vieja al viejop no me la sabia jajaj
pero bueno...... kreo k un ERROR es publikar a las kandidatas, eso no sera muy bien visto por la señorita en kuestion asi k........ no solo es encontrar a alguien.......es ... NO ALEJARLA!!!!!!!!!!
atte
HP
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